Historias, melodías, momentos de goce, de placer; que contentan, colman, dan euforia. Te hacen vacilar, pensar sobre tus valores. Paseas de pronto por tus recuerdos y te pierdes en el sinsentido. Interpelan, agujerean, te reducen a veces sí, pero otras te agrandan y te hacen vibrar.
Entre tanto caos que nos rodea siguen existiendo esas exquisiteces que nos abruman, que no paran de sorprendernos y que en cierto modo hacen que por segundos, minutos o horas olvidemos el dolor y sufrimiento que recorre nuestras calles vecinas, no hace falta irse muy lejos. Solo al pensarlo siento que nacen escamas por mi cuerpo... Pero todo ello nos ayuda a seguir adelante, cegados por aquello que aun no tenemos o por lo que acabamos de conseguir no vemos más allá y nos sentimos felices, a salvo. Nos preguntamos qué queremos, qué esperamos del día a día…
nuestras vidas.