martes, 19 de julio de 2011

Olvídalo.

Dicen algunos, que el destino está sellado que es inalcanzable y que es imposible cambiarlo, me hacen creer que por muy bien que piense que estoy llevando mi camino el tiempo lo acabará destinando allá donde le toca estar, sin importarle nada.
¿Y qué pasa con nosotros? ¿De qué sirve seguir con los propósitos y objetivos marcados a lo largo de mi vida si probablemente no me llevarán más allá de donde mi destino haya quedado escrito?… quien sabe, quizás es él mismo que hace que me plantee todo esto, que me empuja a este mar de preguntas...me da igual, no me creo nada, no me lo quiero creer. Pienso que todo vale, que todo importa, que cualquier detalle por pequeño o insignificante que parezca merece la pena y que solo nosotros somos los causantes de él. Que una copa menos que beba, es un poco más de vida. Más vida para sentir un beso, un abrazo, o un suspiro. Pienso que todo está en nuestras manos y nadie más que yo tiene la culpa si la cago, es muy fácil dársela al destino. ¿“C’est la vie”? y una mierda, yo tengo las riendas. Agarra fuertemente las tuyas y sonríe a la vida ahora que puedes.

Olvida todo eso, no hagas caso a esas promesas, solo tú puedes mantenerte a salvo, deja lo del destino a otros....y no pierdas nunca la esperanza, creo que al final es todo lo que un hombre necesita.

http://www.youtube.com/watch?v=6SNDSTz4Pi8&feature=related

sábado, 9 de julio de 2011

Ir y venir.

Desde el sofá del que ha sido sin duda mi hogar durante este largo pero excepcional e insólito curso repaso cada uno de los acontecimientos que me han ido sucediendo. No cambiaría nada, quizás alargaría algún momento o anhelaría revivirlo pero para nada desearía que algo fuera distinto. Me gusta donde me han llevado cada una de las cosas que me han pasado, el tablero al que pertenezco ahora y la casilla en la que me encuentro gracias a todas ellas.  Volvería a conocer a cada una de las personas que he tenido la suerte de conocer, las que por motivos que no quiero atribuir al destino se han cruzado en mi camino sin reparos y que ya es imposible que salgan de él, aquellas que ya forman parte de mi año, de mi vida y de mi. Tú.
Ya falta muy poco. Imagino que delante y detrás de mí varias personas regalan sus vidas. Les oigo hablar e intento entender lo que dicen. Imagino qué sienten, a quién aman y quién los espera a su llegada. Me acuerdo de todos los que me esperan a mí. A veces solo hay que darse cuenta de las cosas y descolgar por fin el teléfono, evitar las puertas cerradas y centrarse así, solo en aquellas que has abierto con o sin esfuerzo y que han llenado la sala de todo ese amor, confianza y cuidado que esperabas.
Acurrucada en este sofá después de haber apagado todas las luces de la casa, con no se qué programa de fondo en la televisión, me vienen a la cabeza un sinfín de recuerdos. Doy la vista atrás y pasan por delante veloces como coches de carreras cantidad de noches, despertares y momentos en ese salón. Ahora el piso está vacío, silencioso. Ya tengo las maletas hechas, solo queda marcharme y las despedidas...
Son así. A veces un poco dramáticas, otras simples o risueñas, pero algunas veces son silenciosas, íntimas y personales a su vez. No son tristes,  son casi imperceptibles, dejando la sensación de que aquí no pasa nada y de que el tiempo volará. Es como un viaje de regreso a casa. La misma ruta, los mismos kilómetros, las mismas indicaciones de avión de cada vez, los mismos pájaros volando en serpentinas bandadas en el cielo…Pero las ruedas giran más rápido por qué el regreso siempre es más veloz. Por qué volver hace que esa ruta se pliegue en medio del desierto y la espera del reencuentro sea mágica y asombrosa.


http://www.youtube.com/watch?v=xvWn2TjOFKI