sábado, 9 de julio de 2011

Ir y venir.

Desde el sofá del que ha sido sin duda mi hogar durante este largo pero excepcional e insólito curso repaso cada uno de los acontecimientos que me han ido sucediendo. No cambiaría nada, quizás alargaría algún momento o anhelaría revivirlo pero para nada desearía que algo fuera distinto. Me gusta donde me han llevado cada una de las cosas que me han pasado, el tablero al que pertenezco ahora y la casilla en la que me encuentro gracias a todas ellas.  Volvería a conocer a cada una de las personas que he tenido la suerte de conocer, las que por motivos que no quiero atribuir al destino se han cruzado en mi camino sin reparos y que ya es imposible que salgan de él, aquellas que ya forman parte de mi año, de mi vida y de mi. Tú.
Ya falta muy poco. Imagino que delante y detrás de mí varias personas regalan sus vidas. Les oigo hablar e intento entender lo que dicen. Imagino qué sienten, a quién aman y quién los espera a su llegada. Me acuerdo de todos los que me esperan a mí. A veces solo hay que darse cuenta de las cosas y descolgar por fin el teléfono, evitar las puertas cerradas y centrarse así, solo en aquellas que has abierto con o sin esfuerzo y que han llenado la sala de todo ese amor, confianza y cuidado que esperabas.
Acurrucada en este sofá después de haber apagado todas las luces de la casa, con no se qué programa de fondo en la televisión, me vienen a la cabeza un sinfín de recuerdos. Doy la vista atrás y pasan por delante veloces como coches de carreras cantidad de noches, despertares y momentos en ese salón. Ahora el piso está vacío, silencioso. Ya tengo las maletas hechas, solo queda marcharme y las despedidas...
Son así. A veces un poco dramáticas, otras simples o risueñas, pero algunas veces son silenciosas, íntimas y personales a su vez. No son tristes,  son casi imperceptibles, dejando la sensación de que aquí no pasa nada y de que el tiempo volará. Es como un viaje de regreso a casa. La misma ruta, los mismos kilómetros, las mismas indicaciones de avión de cada vez, los mismos pájaros volando en serpentinas bandadas en el cielo…Pero las ruedas giran más rápido por qué el regreso siempre es más veloz. Por qué volver hace que esa ruta se pliegue en medio del desierto y la espera del reencuentro sea mágica y asombrosa.


http://www.youtube.com/watch?v=xvWn2TjOFKI

2 comentarios:

  1. Y las bienvenidas son acogedoras y confortables

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  2. El tiempo volará, como siempre, y lo que hoy es despedida, dentro de nada volverá a ser bienvenida. Aún así que nadie nos quite estas semanas en casa...por favor!!
    Bravo laiona, bravo :)

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