miércoles, 16 de marzo de 2011

A cámara lenta.

-¿Hasta cuanto? -Hasta cincuenta!!
-UNO
-DOS
-TRES
-CUATRO
-CINCO
-SEIS
-SIETE
-OCHO
-NUEVE
-YYYYY CINCUENTA!!!!
De pequeños todo se basa en eso, contar hasta un cincuenta imaginario y salir corriendo a por ellos, a por aquellos que se esconden debajo de la mesa camilla del salón, detrás de la cortina con los pies asomados o tapándose los ojos con las manos al lado de un columna, ni siquiera nos esforzábamos en colocarnos tras ella…fueras donde fueras encontrabas el escondite perfecto, el lugar donde te sentías a salvo y dónde te creías invencible esperando el momento perfecto para salir sin hacer ruido, sin ser descubierto y salvarte tocando una pared, esa pared era tu meta, era tu premio por ser el mejor. Ahora no hay escondite que valga, esa mesa camilla se ha hecho pequeña y veo absurdo el taparme los ojos o refugiarme tras una cortina. Pero sigo necesitando huir y refugiarme a veces, solo por un rato, el tiempo que dura el contar hasta 50 a cámara lenta, lo suficiente para descansar y darme cuenta que sigo aquí, dispuesta y con ganas. Lo suficiente para querer hacerlo y recobrar las fuerzas para salir corriendo a este mundo de locos. Un mundo donde hay vidas gastadas, lugares donde solo quedan ejércitos en retirada, cenizas y un cielo oscuro, donde algunos habitan lejos de otros con su mirada impenetrable y ese silencio que la acompaña, andan con sus ideas y sus pasiones, con sus sueños y sus creencias,  sin querer ser esclavos  y pensando que el cambio aún está por llegar, que podremos ser dueños de todo y de nada y que volveremos a jugar libremente. Aquellos que creen que es imposible esconderse para siempre y que tienen un plan.
Hay que estar muy atentos y esperar al momento perfecto para salir del escondite, coger carrerilla  y correr hasta llegar a los brazos de ese alguien, ya que en ellos está tu meta, tu premio y el verdadero futuro.  Corre, hazlo pese a que no sepas si esa es la mejor decisión, ya que a veces acertamos, solo por el hecho de pensar que aquello no tiene ningún sentido.



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